Puertas demasiado pequeñas

Puertas demasiado pequeñas es, en fin, el original debut de una voz narrativa en la que se disfruta lo cercano y natural de lo que evoca, y la capacidad para poner en primer plano lo que debería ser la intención primordial de una novela: contar bien una historia honesta.

octubre 3, 2024

Por Nora de la Cruz

Ave Barrera es la segunda mujer que recibe el Premio Latinoamericano Sergio Galindo de Primera Novela. Originaria de Guadalajara, fue sorprendida por la distinción en la Ciudad de México, donde actualmente reside y estudia una maestría en Letras Portuguesas: había pertenecido a algunos talleres, fue becaria del FONCA y trabajaba como redactora publicitaria cuando la novela fue reconocida y publicada. Es una bonita historia, cuando uno lo piensa: la joven que transita alrededor de la literatura, que bordea la escritura desde otras rutas, y que un buen día se presenta como escritora, con una novela original y dinámica, que dialoga abiertamente con otras artes, con otras obras y con el propio proceso de la creación artística.

Puertas demasiado pequeñas inicia en el instante en el que José Federico Burgos está a punto de saltar del muro altísimo de una casa, no para suicidarse, sino para salvarse. Un inicio desesperado sugeriría una novela psicológica, pero no se trata de eso exactamente. La clave está en el epígrafe de Balzac: “Pero ya que eres digno de la lección y capaz de comprender, te voy a mostrar lo poco que se necesitaría para comprender esta obra”. Se trata de una cita de La obra maestra desconocida, relato centrado en la obsesión de un artista por lo que considera su obra maestra, y lo escurridizos que son los límites de la creación. Burgos, pintor que dadas sus precarias circunstancias ha tenido que optar por hacer réplicas para subsistir, técnicamente ha abandonado la esperanza de crear su propio arte, y se ve forzado a aceptar un reto que aparentemente lo rebasa: copiar una obra de Mabuse, magistral e incógnita, que tiene que reproducir de memoria, envuelto en el misterio de una familia y una casa.

En su primera novela, Ave Barrera corre riesgos importantes y acierta. El primero de ellos es el uso de una estructura ambiciosa y cuidada en la que ciertos recursos remiten a género populares, como la intriga detectivesca y la construcción de atmósferas con cierto goticismo. Además, el uso del registro coloquial de Guadalajara le brinda naturalidad al texto, cuyo poder –en lo formal- radica en su capacidad para evocar imágenes y sensaciones bien elegidas en los momentos precisos (las más contundentes, colocadas con gran acierto en el núcleo del relato). Si bien Puertas demasiado pequeñas dista de ser un roman a clef e incluso se distancia (aunque sensatamente) de lo que consideraríamos una novela realista, sí ofrece una representación de un sector artístico mexicano: el que no pertenece a las elites y se encuentra siempre buscando recursos para sufragar sus propuestas, o la subsistencia misma. Burgos traslada la cuestión abordada por Balzac al contexto mexicano moderno, con sus propias determinantes, aunque la preocupación sigue siendo la misma: ¿cómo se sabe que la obra está terminada?, ¿en qué momento el ejercicio técnico se convierte en arte?, ¿se puede ser consciente de esa transfiguración o es siempre un misterio?

Sin embargo, la autora emprendió también otros riesgos menos afortunados, como el desarrollo del personaje femenino más importante, que a veces parece forzado o inconsistente, o ciertos giros incidentales que le dan una impostación innecesaria a la novela, sobre todo en lo estructural. A pesar de ello, consigue ofrecer una obra escrita con gran tino y con un sobresaliente aliento narrativo, que consiguen involucrar y conmover al lector.

Puertas demasiado pequeñas es, en fin, el original debut de una voz narrativa en la que se disfruta lo cercano y natural de lo que evoca, y la capacidad para poner en primer plano lo que debería ser la intención primordial de una novela: contar bien una historia honesta.

Ave Barrera, Puertas demasiado pequeñas. Xalapa: Universidad Veracruzana, 2013.

*Texto publicado originalmente en posdataeditores.com, en el año 2013.

*Imagen: Domestika | Ave Barrera

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