Merlina Burton Addams

Tersamente gótico, el director Tim Burton a través de Netflix regala otro personaje inolvidable en “Merlina”, contrapunto dialógico con su Joven Manos de Tijera, ese tierno Frankestein cuya oscuridad, desde el balbuceo, iluminaba. En Merlina nunca es el balbuceo, es el sarcasmo, casi vituperio, en su fría gestualidad.

octubre 19, 2024

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Tersamente gótico, el director Tim Burton a través de Netflix regala otro personaje inolvidable en “Merlina”, contrapunto dialógico con su Joven Manos de Tijera, ese tierno Frankestein cuya oscuridad, desde el balbuceo, iluminaba. En Merlina nunca es el balbuceo, es el sarcasmo, casi vituperio, en su fría gestualidad.

Jenna Ortega ingresa al personaje de Merlina casi como si estuviera siguiendo el Método y así, Jenna se desplaza a sí misma para entregar un personaje incómodo, pero políticamente correcto. La subversión de Burton no es de choque, es de abrazos, por eso los contrapuntos se enlazan desde la oscuridad hasta una paleta rosa, sin ser chillante. Esa paleta magnífica que no ha superado desde su película “El gran pez”.

La ética de Burton es la de un outsider tímido, ya sea un Ed Wood o un Jack; francotirador que usa balas de salva: da en el blanco y agita conciencias desde la serenidad. Estética gótica donde lo “normie” de las familias, por ejemplo, es en realidad la anormalidad, la normalidad distópica.

Es un acierto que todo gire alrededor de Merlina. Atmósferas y personajes son secundarios.  Morticia, como personaje mayor y, sin embargo, secundario, no da el suficiente esfuerzo actoral, Catherine Zeta-Jones se quedó cortísima. Yo hubiera preferido a Eva Green ya que hay una imitación consciente o inconsciente de Jenna Ortega del personaje de Green, inclusive por su gestualidad, en la serie «Penny Dreadful».

Thriller fantástico, las indagatorias de los asesinatos sirven para reconocer a Merlina, más que como personaje oscuro, como persona. Destacable la banda sonora, donde se incluye a Chavela Vargas y Edith Piaf, tanto como la coreografía bizarra de Merlina en el baile escolar.

Si el sarcasmo es un insulto mejorado, hay que visitar la serie “Merlina”, la inteligencia de Tim y la actuación de Jenna Ortega son intensamente recomendables. Y la estética de la fragilidad gótica, es cámara lúcida de Burton. Lo supo Abel Gance, quien escribió que “No son las imágenes las que hacen un film sino el alma de las imágenes”.

(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)




Compartir:

Usamos cookies para mejorar tu experiencia y personalizar contenido. Al continuar, aceptas su uso. Más detalles en nuestra Política de Cookies.