Heli: un buen intento

Heli humaniza las cifras que leemos en los periódicos desde hace siete años. Nos cuenta la historia detrás de los ahorcados, las decapitaciones, las narcomantas, lo que les ocurre a aquellos que son levantados; las historias detrás de cada cuerpo que vemos en la nota roja.

octubre 3, 2024

Por Daniel Espartaco Sánchez

Heli, de Amat Escalante, es un filme doloroso frente al cual no se puede permanecer impasible en la comodidad de una sala cinematográfica con aire acondicionado. Sus críticos se encuentran entre aquellos que dicen siempre ya estar hartos del tema —una forma de negación—; aquellos que quieren segur viendo filmes existencialistas sobre la clase media de la Condesa y sus preocupaciones de primer mundo. Éstos dirán que Amat Escalante y Gabriel Reyes (autores del guión) no enseñan nada nuevo. Pero precisamente en esto radica el valor de Heli, en machacar con algo en lo que debe de insistirse todo el tiempo. Para combatir la violencia es necesario no acostumbrarse nunca a ella, denunciarla. Los críticos acusarán a los autores, por ejemplo, de imitar videos que fueron colgados en la red por los miembros del crimen organizado; de quedarse cortos frente a la realidad, aún más salvaje de como es representada en la pantalla. Un argumento este último que quiero combatir más adelante.

         Heli humaniza las cifras que leemos en los periódicos desde hace siete años. Nos cuenta la historia detrás de los ahorcados, las decapitaciones, las narcomantas, lo que les ocurre a aquellos que son levantados; las historias detrás de cada cuerpo que vemos en la nota roja. Uno de sus temas es la imposibilidad de mantenerse honesto en una sociedad que hace mucho tiempo ha dejado de serlo.

         Heli es hasta ahora una de las obras de arte o de ficción que mejor condensan en una especie de síntesis, el México profundo: una tierra de nadie donde gobierna el crimen organizado, donde las autoridades son corruptas, hipócritas e impotentes; el de la violencia que alcanza a los inocentes; el del Estado que criminaliza a las víctimas. Heli es Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, Michoacán, Zacatecas. Heli, en resumen, es México. Y como toda obra de ficción que intenta abarcar un todo, una tragedia total, se concentra en una historia en apariencia simple y en un espacio reducido. Este es su gran mérito.

         En el prólogo a una de sus novelas, creo que es a Los muros de agua (no la tengo a la mano), José Revueltas describe la visita a un leprosario y nos dice que cuando se intenta describir con apego la realidad, el resultado es inverosímil. La ficción debe de estar por debajo de la realidad. Algo que ya sostenían Aristóteles y Lessing, y que definió mejor que nadie T.S. Eliot en un verso de Four Quartets: Humand kind cannot bear very much reality. Heli de Escalante viene de esta tradición, porque, si para los asistentes a Cannes la violencia vista en el filme fue excesiva, la realidad mexicana es mucho peor. Un espectador que vea con atención los videos colgados en Youtube sabe que la terrible escena de tortura en Heli es un jardín de niños comparada con lo que sucede en la realidad. El hecho de que el protagonista logre sobrevivir a sus captores sería imposible en la realidad. Por lo tanto, pese a ser criticada por violenta, Heli muestra una realidad atenuada en beneficio del discurso, y de las convenciones argumentales. Esto me parece una virtud, y una necesidad, volviendo a Aristóteles.

         Y por si fuera poco, otra de las grandes virtudes de Heli está en los estético, en las tomas abiertas y minimalistas. La primera toma es por sí misma una obra de arte, nos guste o no.  Aunque siempre es importante destacar la escena de la tortura mencionada arriba. La complicidad, la normalidad con la que los personajes en esa habitación dentro del filme asumen el desprecio por el cuerpo, la vida, y la dignidad humana, es el espejo en el que un espectador se siente una especie de cómplice, sentado en una cómoda butaca con un vaso de refresco y palomitas de maíz. Esa misma indiferencia es la misma, casi, de la que somos partícipes al leer la nota roja o al mirar los videos en Youtube; al aceptar pasivamente nuestra cotidianeidad. El espectador sabe que él, al igual que muchos de los personajes de Heli, ha llegado a ver la violencia con normalidad. Los mismos críticos que van contra este filme o contra la literatura del narco con el argumento del tema manido son apenas mejores que los adolescentes que filman con un smartphone la manera como son torturados Beto y Heli.

         Es una pena si embargo el tratamiento que se le da a los personajes. Entiendo que la parquedad de los diálogos, cierta simplificación en los actos de éstos, que puede rozar en lo plano, forma parte de una estética buscada por Escalante de manera voluntaria. Pero, finalmente, uno se pregunta si esta intención no será producto de una incapacidad para mostrarnos personajes un poco más de carne y hueso. O bien, de una moda. ¿Qué hay de malo con la naturalidad que podía verse en filmes realistas del pasado? Podría citar algunos muy buenos ejemplos, aunque tal vez ninguno mexicano. Se entiende que el México profundo es violento y sórdido como en una novela de Revueltas, que el territorio árido en el que transcurre el filme hace a las personas parcas en el habla, pero… Esto me lleva a mi segunda objeción: el lenguaje hablado en el filme. Me pregunto si no será porque el guión tiene dos autores (Escalante y Reyes) que este lenguaje es desigual: a ratos es muy mexicano, sorprendentemente mexicano, y a ratos parece salido del doblaje de un sitcom norteamericano, sobre todo en los diálogos de la hermana de Heli. Mi tercera objeción (y por esto me parece incompresible la Palma al mejor director en Cannes) es la de las actuaciones. Entiendo que trabajar con actores no profesionales es un statement muy de izquierda, siempre lo ha sido, pero Escalante está muy lejos de ser un Vittorio De Sica, o de cualquiera de los directores del Neorrealismo italiano. Un rasgo que no vieron los jurados, posiblemente deslumbrados por el exotismo del tema. Se trata de una comparación injusta lo sé, pero durante varios momentos del filme uno no puede dejar de fijarse en esto. Se tiene la sensación de estar frente a una película de los hermanos Almada con pretensiones hiperrealistas; se rompe el hechizo que debe producirnos un filme de ficción: el de que la historia que nos están contando es real. Estas críticas siempre pueden ser rebatidas desde la intención del director, se trata sólo de una opinión a título muy personal por parte de un espectador que no entiende a los nuevos directores avant-garde.

         Heli es, sin embargo, el mejor intento hecho hasta ahora sobre el México de los últimos siete años, de la llamada guerra contra el narcotráfico de Calderón, como se le llama en Wikipedia: un evento histórico que aún tenemos tan poco digerido que ni siquiera le hemos puesto un nombre convincente, pues ya no es sólo la guerra de Calderón sino la de Peña Nieto. Es un mejor intento que la satírica El infierno, de Luis Estrada, por ejemplo, a mi parecer; un intento más honesto que mucha de la literatura que se ha escrito durante estos años.

Heli (México, Francia, Alemania, Holanda, 2013)

Dirección: Amat Escalante.

Protagonistas: Armando Espitia, Andrea Vergara, Linda González, Juan Eduardo Palacios.

*Texto originalmente publicado en posdataeditores.com, en el año 2013.

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