Por Diana Uribe Salazar
Indran Amirthanayagam nació en 1960 en Ceilán, hoy Sri Lanka, un país con diversidad cultural y lingüística, consecuencia de conquistas de distintas naciones, atraídas por sus recursos naturales. A raíz de estos movimientos, de los cuales la familia de Amirthanayagam se sobrepuso, lideraron profesionalmente en distintos ámbitos y también en posiciones políticas, lo que les dio la posibilidad de conocer el mundo y así como él, explorar distintos idiomas.
La suya es la tercera generación de poetas de ambas familias. Su tío abuelo de parte de su mamá, fue poeta y editor, además fundó “Poetry London“, en Inglaterra, mientras transcurría la Segunda Guerra Mundial, periodo en que no la tuvo fácil, pues publicaba en cualquier papel que llegaba a sus manos, mientras estos escaseaban.
Fruto de un matrimonio, en su inicio arreglado, sus abuelos les dieron la posibilidad a sus padres de conocerse y así decidir si querían concretar la unión. Mientras salían se enamoraron y posteriormente formaron una familia de cinco hijos que se mudaron a Inglaterra en 1969, con la intención de que uno de ellos recibiera tratamiento para su diagnóstico de autismo.
Estando en Inglaterra, a los 8 años de edad, comenzó su aventura en la poesía, gracias a las reuniones familiares en las cuales su madre preparaba comida que se servía en la mesa, mientras su padre, su tío abuelo materno y otros poetas, disfrutaban de las veladas en donde se recitaban poemas y se discutía de temas, estilos y autores.
Sus padres fueron piezas clave para que se iniciara en la poesía. Su madre, quién a principios de este año falleció, le dio la herramienta más importante: le enseñó a leer, acción que hoy valora y motivo por el cual ella sigue siendo un tema de exploración, que cada año toma mayor relevancia, pues también de ella aprendió los conceptos de libertad y humildad.
Sus últimos trabajos en el subgénero poético elegías son dedicados a ella. Recordó que en sus últimos días de vida, lamentó no haber cursado la universidad, y fue debido a que sus padres tuvieron miedo de que al ser muy bella y por lo problemático de la región donde se localizaba el plantel, ya no volviera a casa.
A su madre le gustaba escribir cartas para sus familiares, casi todos llenos de esperanza para quienes las recibían. Un tío asegura que dentro ellas contenía un poema, el cual aun está por ser recuperado.
La vida y la enseñanza de su madre lo han hecho valorar la libertad y, aprovechando que su trabajo de 30 años como diplomático de Estados Unidos concluyó, ahora puede practicarla y lamenta que no todas las personas tengan ese privilegio.
De su papá recuerda que fue él quien le compartió su biblioteca, lo acercó a convivir con sus amigos poetas, le dio recomendaciones, y enseñó a resignificar las palabras en contra de la discriminación. A los 14 años, mientras estudiaba la secundaria en Hawái, lo inspiró a escribir su primer poema, retomando el tema que manejó su padre: una comparativa entre el hombre oriental y el occidental.
Hasta hoy Indran Amirthanayagam cuenta con 25 libros de poesía, entre ellos una traducción, los cuales se publicaron en distintos países y en los cinco idiomas que habla como inglés, español, francés, portugués y criollo haitiano.
Invitado por Conarte Nuevo León para participar en el «XXIX Encuentro Internacional de Escritores», donde compartió su poesía y discutió el tema «Canon migrante». En esta última visita rememoró haber estado en México anteriormente en dos ocasiones, un total siete años, y reconoció la conexión y cariño por el país, ya que su hija nació aquí.
En el año 1999, estando en México decidió escribir poesía en su mayoría en español y publicó el libro El infierno de los pájaros.
Cada lugar al que viaja lo adopta y él a su vez absorbe su cultura y aseguró que él pertenece a cada idioma, sin embargo alguien estuvo en desacuerdo con su visión.
No en todos los lugares en los que vivió o visitó hay selva, pero en México, al igual que Sri Lanka, sí, así como hay asfalto y nostalgia, que son temas que trató en su libro El infierno de los pájaros, en el que habla de seguir adelante a pesar de todo, que podría servir de metáfora para los temas de los migrantes que dejan sus hogares por viajar a otra tierra en busca de oportunidades o porque no tienen otra opción y, en nombre de todos ellos, alzó la voz y pidió que sean recibidos en cada ciudad a la que vayan, ya que ellos aportarán a la economía.
Amirthanayagam, es un migrante del mundo y un aborigen de la poesía que recalcó: «Donde nací, no importa. Lo que importa es en qué idioma me expreso y en qué idioma amo”.