CARTA A MARGUERITE DURAS 

He pensado en escribirle a usted esta carta tantas veces y nunca encontré el valor para hacerlo. No sé si lo tenga ahora.

diciembre 23, 2024

Por Virginie Kastel Ornielli 

He pensado en escribirle a usted esta carta tantas veces y nunca encontré el valor para hacerlo. No sé si lo tenga ahora. Ahora solo escribo esta carta porque creo que a través de cómo la miro a usted, he podido contemplar, con su luz, a las mujeres de mi vida. Aprendí mucho con tan solo leerla. La leí tantas veces y con tantas tonalidades que puedo decir que mi corazón la sabe de memoria.

Decir las cosas con la brutal franqueza de la simpleza, eso lo perfeccioné con usted. Pude observar mi propio deseo en sus líneas. De usted aprendí a mirar mis emociones con una luz blanca, fría y desde cierta distancia. El desapego del tiempo sobre la experiencia. He amado mi vida antes de vivirla gracias a su escritura. Comprendí esa necesidad de mi deseo. 

Le quiero agradecer haberme mostrado, con su escritura, que no es necesario dominar una lengua para escribirla. El recordarla a usted me salvó cuando olvidé todo del francés. Quise seguir escribiendo a pesar de mi amnesia de la lengua.

Le quiero decir que la vida desesperada de su madre también fue mía, porque así miré a mi madre en muchas ocasiones. De alguna manera, como usted, tuve una madre desesperada. Y yo también, alguna vez, me sentí desesperada. La carencia material irreparable, la soledad y el peso de las cosas a cargar, como los hijos, por ejemplo; la mente a veces no puede con tanto. Una pierde la razón. 

La primera vez que la leí fue por mi maestra de literatura de secundaria. Después me encerré en la biblioteca de la escuela hasta agotar todos los libros de su autoría. Mi maestra Françoise, que yo amaba mucho, nos mostró cómo el agua era la protagonista de su libro más famoso. Y yo nunca olvidaré la imagen de la limpieza de la casa al regreso de la primavera, que solo en un país tropical puede darse así, agua por todas partes. En Europa nuestra primavera es tímida, son las flores moradas, azules y rosas, y el canto de los pájaros que nos hablan de las nuevas llegadas. La imagen de la casa con abundante agua es la calidez de una mirada benévola sobre mi vida doméstica.

Leerla me ha hecho comprender mi propia historia mucho antes y después de que esta me aconteciera. Ahora, escribirle a usted es saberme vista desde el artificio de la frase que sé engañosa y simple, memoria falsa del olvido y de los insomnios dementes del alcohol. Creo que también al vino le perdí el miedo por usted.

Mi madre le tuvo miedo a mi deseo, como la suya con usted. Puedo decir que sé cómo la miró su madre en incontables ocasiones. Esa mirada me hizo irme de casa para el internado. En las noches me escapaba. No puedo decir que mi primer encuentro fue sensual y mucho menos erótico. Creo que lo erótico fue antes y después, tampoco tuve un amante que contenía en un solo gesto la dulzura y el abandono pasional del chino. Creo que, a pesar de los muchos hombres que he amado, no he conocido algo que compare al descubrimiento de ese deseo. Mi deseo ha tardado en revelarse porque la culpa ha pesado más sobre mis acciones que sobre mi conciencia. Creo que para usted, ha sido al revés.

Hoy le quiero decir esto. Quisiera haber podido amar con esa lucidez con la que mira todas las cosas. La lucidez para usted lo es todo, por eso, en su obra sólo se habla de la luz. A pesar de saberme otra, usted vive en mi corazón y siempre que me topo con su escritura, me sé en un lugar propio y habitado. Es por usted que supe que dedicaría mi vida a la letra.

Virginie Kastel Ornielli es curadora, editora en Tresnubes Ediciones, y docente. Fue Coordinadora General de Artes Visuales de San Pedro Garza García (2021-2024), donde estuvo a cargo del Centro Cultural Plaza Fátima. Obtuvo el premio al Reconocimiento Editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2020. Ha curado las exposiciones independientes Tres maneras de desdoblar un cuerpo de Miriam Medrez en el MACT, Impermanente y frágil en Casa Frissac, Tlalpan (mayo-julio 2024); Estados mentales de Chuma Montemayor, en Ciudad Victoria (agosto-noviembre 2024); y Ver con las manos, Galería Emma Molina, Monterrey (diciembre 2024).

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